Luxemburgo es un país afamado por su sistema fiscal. Su viñedo, uno de los más septentrionales del mundo, tiene mucho menos fama. Aún así, es uno de los más antiguos de Europa. Su historia vitícola, desde los celtas hasta hoy día, es apasionante. ¿Qué nos deparan las viñas de este pequeñísimo Estado en el corazón de la Unión Europea? Descubramos el viñedo del Mosela luxemburgués, único e irrepetible.
En breve:
- Una historia milenaria
- Pequeño aunque magnífico
- Una organización profesional tripartita
- Las cepas: blanco y pinot negro resistente
- El crémant de Luxemburgo celebra sus 30 años este año.
- Algunos productores de vino biológico
Una historia milenaria
El valle del Mosela cuenta con una tradición vitícola de más de 2.000 años. Celtas, Galos y Romanos ya cultivaban la viña antes de que los monasterios se apoderen de ella en la Edad Media y extiendan los viñedos a buena parte del país. El duro invierno de 1709 restableció la exclusividad vitícola del Mosela. A partir de fines del siglo XIX, el 90% del viñedo se dedicaría al elbling exportado a Alemania para mezclar con vinos locales.
No fue sino después del acuerdo de unión aduanera con Bélgica (1922), la fundación del Instituto vitivinícola de Remich (1925) y la creación de la Marca Nacional (1935) cuando se intensificó y desarrolló el viñedo.
Desde el lanzamiento de la denominación “Moselle Luxembourgeoise – Denominación protegida” en los años 1980, se creó la denominación “Crémant de Luxembourg” y las menciones particulares “Vendimia tardía”, “Vino de hielo” y “Vino de paja”, así como los “Vinos de barrica”.
Pequeño aunque magnífico
Por su río, que inspira serenidad y belleza, podríamos hablar de una pintura impresionista. El río aquí, es el Mosela, que rodea sobre 42 km al viñedo luxemburgués, frente a Alemania. El río surca un paisaje de viñedos de ensueño. Sin sorpresa, el valle del Mosela luxemburgués, principal región de viticultura del Gran Ducado, es uno de los principales destinos turíticos del país. Está a tan sólo 20 km de la capital. Desde Schengen, en el sur, hasta Wasserbillig, en el norte, unos 340 viticultores explotan 1280 hectáreas de viña, de los cuales un 90% está sembrado de cepas que se utilizan para vino blanco.
Una organización profesional tripartita
Tres agrupaciones de productores resaltan el valor el viñedo luxemburgués. Como cuenta Philippe Schmitz, delegado comercial de Domains Vinsmoselle, “el país cuenta con una larga tradición de cooperativa”.Su empresa agrupa a las 6 bodegas cooperativas del país, que representa a más de 450 miembros vitícolas. Juntos, representan al 61,70% de los productores. Este año, celebran el 100 aniversario de su primera bodega cooperativa, la más antigua del Mosela luxemburgués, las Caves de Grevenmacher.
52 viticultores independientes están federados desde el 1966 en la Organización Profesional de Viticultores Independientes (OPVI). Corresponde al 23% de los productores.
Los productores-negociantes, federados desde el 1928 en la Federación de Productores Negociantes y promotores de vinos espumantes desde los años 1920, representan al 15,30% de los productores.
Las cepas: blanco y pinot negro resistente
De las 1280 hectáreas del viñedo del Mosela luxemburgués, el 90% de las cepas son blancas. El primero de ellos es el Rivaner (Müller-Thurgau), con un 21,6% de la superficie total del viñedo. Esta cepa produce vinos de mesa livianos. Después tenemos al pinot gris y una peculiaridad luxemburguesa, el auxerrois, que corresponden a unos 15% cada uno. Luego está el riesling, “rey de los vinos blancos”, que ocupa el 12,8% de la superficie de la viña. Esta cepa, con madurez tardía, es menos sensible a las enfermedades fúngicas y tolera muy bien la podredumbre noble. En cuanto al Elbling, que otrora fuera mayoritario, su superficie no deja de menguarse.
El país recurre cada vez más al Pinot negro. A día de hoy, la décima parte de la superficie del viñedo está plantada con la cepa roja del Borgoña. Según Claude François, periodista y editor de la guía VinsLux, también sabio observador del viñedo luxemburgués: “casi todos los viticultores proponen Pinot negro y lo vinifican en barricas de madera. Hasta la fecha, la mejor cosecha de Pinto negro es la de 2018, seguida de un año 2020 igual de excelente. Aún así, en casi todas las cosechas desde el 2014 contamos con Pinot negros buenos”.
Una cepa tan resistente como el Cabernet blanco
Trátese de la cooperativa de Domaines Vinsmoselle o de pequeños productores como el Domaine KOX, los viticultores, igual que Francia, están empezando a producir vinos con cepas resistentes como el Cabernet blanc, cruce del cabernet-sauvignon con una variedad resistente a las enfermedades creada por el suizo Valentin Blattner en 1991.
El crémant de Luxemburgo celebra sus 30 años este año.
Como explica Claude François, “ahora, todo el mundo está haciendo vino espumante de Luxemburgo. Es el motor de nuestra viticultura”. Esto era en 1991. Hoy en día, alrededor de tres millones de botellas se producen anualmente. De hecho, ¡a algunos autóctonos les gusta pretender que “las mejores añadas pueden equipararse sin duda alguna con los mejores champañas”!
Algunos productores de vino biológico
La viticultura biológica va cobrando cada vez más importancia. Hoy, representa el 10% de los viticultores independientes. Otros prueban lo orgánico en algunas parcelas. Es lo que sucede con la cosecha con una cepa resistente, el cabernet blanco, de Domaines Vinsmoselles. El margen de progreso es mayor aún. “Los viticultores que trabajan de una forma más convencional suelen tener conciencia del ambiente y adoptan el cultivo razonado” cuenta por ahí un observador.
Anne Schoendoerffer
Fuentes : Guide VinsLux, www.visitmoselle.lu, concoursmondial.com, Anne Schoendoerffer
@Anne Schoendoerffer