AOC Collioure tinto: una apelación sobrecogedora producida desde hace 50 años en un viñedo de excepción

Collioure, maravillosa lengua de tierra en la Costa Bermeja, en los Pirineos Orientales, festeja su jubileo de oro este año. No hay quien no conozca el Banyuls que se produce en la misma zona de apelación que la AOC Collioure tinto.  Es hora de descubrir este viñedo en que cada botella de vino que se produce es el fruto del trabajo de viticultores y cooperadores apasionados, sin concesión alguna, con lo altas que son las cuestas de allí. Ésta es la historia de un viñedo heroico, uno de los más hermosos del mundo, que se reinventa a toda costa

En breve:

  • Collioure / Banyuls: historia de un área de apelación con doble AOC
  • Un viñedo extraordinario, entre mar y montaña
  • Un viñedo con sello de calidad
  • La garnacha, reina de las cepas
  • Los vinos de la apelación Collioure

Collioure / Banyuls: historia de un área de apelación con doble AOC

Geográficamente, el área de la AOC Collioure es la misma que la de la AOC Banyuls. ¿Cuáles son sus diferencias?Banyuls corresponde a la apelación de los Vinos Dulces Naturales (VDN), mientras que Collioure corresponde a la de los vinos secos. Hasta 1935, los vinos secos producidos en el terroir de Banyuls se llamaban “vinos naturales del terruño de Banuyls” para diferenciarlos de los vinos elaborados mediante apagamiento (mutage): el Banyuls. En 1971, bajo impulso de su presidente de caldo, André Parcé, los vinos tintos pudieron por fin contar con una AOC. Fue una verdadera victoria para la primerísima apelación de vino seco de Rosellón que este año ¡festeja su quincuagésimo aniversario!

Hoy en día, 44 viticultores independientes y 3 bodegas cooperativas elaboran cada año alrededor de 20.000 hectolitros de vino bajo AOP Collioure y 14.000 bajo AOP Banyuls.

Un viñedo extraordinario, entre mar y montaña

Este viñedo increíble, el más austral de Francia, fue creado en el el siglo VI antes de Cristo por los fenicios y focenses. A lo largo de los siglos, la viña fue desplegándose de forma vertiginosa en terrazas empinadas que subyugan al mar.

1.400 hectáreas de viña que se extiende desde el nivel del mar hasta casi 400 metros de altura. ¡Más de un tercio se sitúa en pendientes escarpadas que superan el 50% de pendiente! Allí, el paisaje se recorta entre viñedos y terrazas (llamadas feixas) sostenidas por muros construidos con el esquisto de ahí mismo. Reciben mantenimiento concienzudo, piedra por piedra, de los viticultores y cooperadores. Están rodeadas de robles, castaños, monte bajo y olivares. Esta abundante flora permite proteger a la fauna y al terruño de la erosión.  Como bien dice el flamante y joven presidente de la AOC Collioure, Romuald Peronne, viticultor de Clos Saint Sébastien: “Aquí, el trabajo de la viña sigue siendo humano, como fuera del tiempo. Es una verdadera dificultad para los viticultores que trabajan el viñedo a mano, por las pendientes abruptas, aunque es una señal de calidad de las obras de mantenimiento de la viña. Así, se preserva y mantiene la biodiversidad y los paisajes. Es lo típico de este viñedo histórico, que tenemos que dar a conocer mejor, para valorizar el trabajo tan arduo como humilde de cada viticultor de la apelación Collioure”.

Un viñedo con sello de calidad

Galardonado con la certificación de “paysages labellisés” (paisajes con sello de calidad) por el Ministerio de Ambiente desde 1993, el viñedo también consta en el agrupamiento de Reservas Naturales, en los terrenos del Conservatorio del Litoral y en los sitios Natura 2000. En 2011-2012, se ha iniciado una Carta Paisajística y Ambiental de la Costa Bermeja para valorizar el papel de la viticultura local en el cumplimiento de los retos ecológicos, especialmente en cuanto al recurso del agua.

La garnacha, reina de las cepas

Si hay una cepa emblemática de los viñedos de Baynuls y Collioure, sin duda alguna es la garnacha. Existe aquí en negra (para vinos tintos), en blanco y en gris (para los vinos blancos). En este suelo de esquisto, entre mar y montaña, la garnacha se alza como “reveladora de terruño”, catalizadora de potencia y fineza, madurez y salinidad. Es uno de los grandes marcadores de identidad del viñedo. Entre las otras cepas están, para los blancos, el vermentino, el macabeo, el torbato. Para los tintos está la uva cariñena, la syrah y la monastrell.

Los vinos de la apelación Collioure

Los vinos de apelación Collioure producen un 50% de vinos tintos, un 30% de vinos blancos y un 20% de rosados. Para Romuald Peronne, “la AOC Collioure es plural. El Collioure tinto afianza su estilo con vinos carnosos y soleados, pero trabajados para destacar la fineza y elegancia de sus terruños de esquisto pardo lamidos por el rocío del mar”. Este es el caso de la cosecha Inspiration Céleste, un ensamblaje de un 90% de garnacha negra y 10% de uva cariñena (29€) de Clos Saint-Sébastien. Aclara que “el futuro de la apelación está en los vinos blancos, ya que los grandes vinos de crianza son los Collioure blancos”. La nueva generación, implicada y reflexiva, ya va produciendo nuevas joyas de vino tinto, blanco y rosado que puede experimentar con plenitud allí, en este maravilloso paraíso de la Costa Bermeja.

Anne Schoendoerffer