El análisis de la OIV (Organisation Internationale de la vigne et du vin) de la situación actual del sector vitícola a nivel mundial estaba muy esperado. Cada año, publica datos esenciales para entender la evolución del mundo del vino. Con justa razón, en 2020, la principal interrogante es la siguiente: ¿cuáles fueron los efectos de la pandemia de COVID sobre el consumo global y el comercio internacional? La palabra que es clave para describir este año fuera de norma es: resiliencia. ¿Por qué? ¿Cuáles son las oportunidades y las tendencias que se van perfilando? A continuación, los principales puntos.
En breve:
- Consumo mundial: Tendencias en los principales países consumidores de vino
- El impacto de la COVID19 sobre el sector del vino: principales tendencias observadas
- ¿A quiénes favorece y desfavorece?
- ¿Cuáles son las nuevas oportunidades?
Consumo mundial: Tendencias en los principales países consumidores de vino
A nivel mundial, la tendencia de consumo (que se basa en una estimación) está a la baja relativa con un -3 %, esto es 234 millones de hectolitros. Recordemos que los cinco principales países consumidores de vino son Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, respectivamente. Existen fuertes variaciones en este año de COVID, como lo señala la OIV, en función de: “factores como los hábitos nacionales de consumo (peso del vino con relación al total de bebidas alcoholizadas…), la duración y el rigor de las medidas de confinamiento y las políticas asociadas, como las prohibiciones de venta, así como el peso del turismo en el consumo nacional de vino.
Las tendencias al alza
Campeón indiscutible, Italia consumió un 7,5% más que en 2019, esto es 24,5 millones de hectolitros. Su consumo es parecido al de Francia. Los aperitivos por Skype no tuvieron mayor impacto en el país. Los datos son estables frente al 2019, con 24,7 millones de hectolitros. Lo mismo sucedió en Estados Unidos, con 33,0 millones de hectolitros, como en 2019, lo que confirma su posición de país que más vino consume en el mundo. En Sudamérica, el consumo global de vino subió en 2020 con relación a 2019. En Argentina, con 9,4 millones de hectolitros, el consumo de vino aumentó un 6,5% con relación a 2019. Con 4,3 millones de hectolitros en 2020, Brasil (+18,4% / 2019) registró el más alto nivel de consumo desde el 2000. En Chile, se registró un consumo de 1,8 millones de hectolitros en 2020.
Tendencias a la baja
Por el contrario, España consumió 9,6 millones de hectolitros en 2020, esto es un -6,8% frente a 2019. Asimismo, países como Portugal (4,6 millones de hectolitros, -0,6% / 2019), Rumania (3,8 millones de hectolitros, -19,% / 2019), Bélgica (2,6 millones de hectolitros, -3,1% / 2019), Suecia (2,2 millones de hectolitros, -2,3% / 2019) y Hungría (1,9 millones de hectolitros, -10,2% / 2019) vieron su consumo de vino disminuir en 2020. Con una baja del 19,5% con relación a 2019, Sudáfrica (3,1 millones de hectolitros) registró el más bajo consumo de vino de los últimos veinte años. ¿Cuál es la causa? Las ventas locales de alcohol fueron prohibidas (incluso las ventas en línea) durante 14 semanas durante el periodo de confinamiento.
El impacto de la COVID19 sobre el sector del vino: principales tendencias observadas
En 2020, se vendió un poco menos de vino en el mundo (105,8 millones de hectolitros, esto es un -1,7% / 2019). El indicador más destacado es en términos de valor, con una baja de un -6,7% / 2019, esto es 29.600 millones de €. “El vino de gama alta ha sido el más golpeado por el cierre de los restaurantes y las salas de cata, mientras que los grandes productos que han controlado su distribución con mayoristas socios han logrado salir bien librados” según la OIV.
¿A quiénes favorece y desfavorece?
Los vinos espumantes fueron los que más sufrieron, de especial manera los champagne, que están asociados a festejos. Los únicos que lograron salir del apuro son los Prosecco. En cuanto al formato, los vinos bag-in-box han visto sus ventas crecer exponencialmente. Aunque los BIB siguen en fuerte aumento, su volumen total sigue siendo limitado.
¿Cuáles son las nuevas oportunidades?
Con la palabra clave “resiliencia”, Pau Roca, director general de la OIV, recuerda que “los productores de vino se han enfrentado a la necesidad de adaptarse a la diversificación de los mercados y los canales de distribución, y a futuro tendrán que hacerlo nuevamente”. El cierre total o parcial de los cafés, hoteles y restaurantes (CHR) ha sido compensado parcialmente por un aumento de las ventas de vino por medio del comercio electrónico y los supermercados. Cuando se habla de resiliencia, se habla también de adaptación. Como todos nosotros, en nuestros diferentes sectores y cargos. Para él, “sólo quienes integren comportamientos de adaptación serán capaces de resistir”. Las nuevas oportunidades por desarrollar pasan por la diversificación desde el consumo. Entre otros objetivos, la OIV obra por convertir el vino en un producto de consumo más universal.
Anne Schoendoerffer
Fuente : https://www.oiv.int/en/oiv-life/2020-a-year-of-resilience