El viñedo de Borgoña tiene un sinfín de particularidades. La crianza del vino es parte de ello. La crianza, etapa clave para los vinos de Borgoña, permite en gran parte el buen añejamiento del vino. Son igual de específicas las técnicas y materiales utilizados. A continuación detallamos todo sobre la crianza de vino en Borgoña.
La crianza, una etapa clave en la vida de un vino de Borgoña
En Borgoña, todos los vinos (tintos, blancos o espumantes) pasan por una fase de crianza.
Esta etapa, que se sitúa entre la vinificación y el embotellado, influye directamente en el añejamiento del vino y, por lo tanto, en la calidad del producto final.
Criar un vino exige realizar tres operaciones sucesivas:
- El ouillage. El vino se almacena en toneles. Parte del vino se evapora. Los viticultores suelen llamar esto la “parte de los ángeles” (la part des anges). Para compensar esta diferencia de nivel y evitar que el vino se oxide en la superficie, van aumentando vino en los toneles con cierta frecuencia;
- El trasiego. Sirve para separar el vino de las lías, y también para oxigenarlo. Se puede proceder en repetidas ocasiones al trasiego. El vinificador es quien decide el número de trasiegos que se realizará para obtener los aromas deseados;
- El bâtonnage. Esta operación no se hace en todos los viñedos de Borgoña. Cuando se hace, el vino se remueve entre dos y cuatro veces por mes. Permite que la totalidad del vino esté en contacto con las lías.
Las particularidades de la crianza de vino en Borgoña
En Borgoña, la crianza es una etapa considerada como fundamental porque permite afinar los aromas del vino.
De hecho, en esa región, puede extenderse hasta por un periodo de 24 meses para los vinos tintos.
En Borgoña, el vino se añeja en barricas de roble llamadas pièces por los viticultores borgoñones. Se trata de toneles con una capacidad de 228 litros que aportan al vino sus notas de madera.
El añejamiento del vino también puede hacerse en depósitos. Este modo de conservación permite conservar cierta frescura. La crianza en depósitos suele utilizarse para vinos destinados a consumirse en los primeros años de su embotellamiento.
La selección del contenedor para la crianza del vino depende del resultado deseado por el viticultor para el producto final.
Justo después de la crianza, se procede al embotellamiento. Aun así, el vino no deja de añejarse puesto que sigue evolucionando ahí dentro. Por eso, en Borgoña el tapón de corcho está muy difundido. En efecto, su porosidad es una gran ventaja para contribuir al añejamiento una vez que el vino está embotellado. En Borgoña, la crianza está en el centro de atención de todos los viticultores. En esta etapa del añejamiento del vino es cuando puede influenciar los aromas que se desprenderán durante la cata. Criados en pièces o en depósitos, los vinos de Borgoña tienen mucha fama entre los consumidores.